viernes, 6 de mayo de 2016

Los 12 Trabajos de Heracles: Capturar al Jabalí de Erimanto


Haciéndonos responsables de nuestras acciones


Seguimos con el Cuarto Trabajo llevado a cabo con éxito -aunque no sin un grave contratiempo al comienzo- por Heracles, el más cercano a nosotros de entre todos los héroes mitológicos.




Este trabajo conllevará para Heracles un doble y doloroso desafío: Templar su parte más humana, instintiva y salvaje, y aprender a hacerse responsable de las acciones surgidas de ella.
No lo hará sin cometer un grave error y comprobar como en él mismo obraba la misma naturaleza salvaje y destructora de la fiera de Erimanto a la cual se le había encargado capturar.




Una bestia feroz y sin freno arrasa la región de Erimanto; se trata de un jabalí de enormes proporciones y de igual fiereza, una auténtica y desatada furia de la naturaleza.
Euristeo le encarga pues apresar a la problemática criatura y poner fin a sus destructoras correrías por Erimanto. Sin embargo, antes de disponerse a la caza del Jabalí le recomienda que se alimente bien, pues el camino es largo y la tarea difícil y muy fatigante.
Haciendo caso de los acertados consejos de su mentor, Heracles se dirige a la cueva del Centauro Folo, amigo suyo, quien le acoge en su hogar, invitándole a beber un buen vino y a cenar hasta quedar satisfecho.




No transcurre mucho antes que les acompañe el viejo Centauro Quirón, maestro de hombres y criaturas, y siempre gustoso de una buena conversación.




Pero al poco tiempo, y atraídos por el olor de la buena comida y el vino, llegan más centauros, y esta vez no se trata de dos amigos de carácter templado por la sabiduría de los años, sino de un grupo de jóvenes y temperamentales centauros, amigos de las juergas y las buenas peleas... P
ero en esta ocasión se han buscado un peligroso adversario, Heracles, hijo de Zeus y de una mortal, cuya fuerza dio muerte al poderoso León y a la terrible Hidra, quien embriagado por el vino, y desatada la furia de su parte más humana e instintiva, acomete furioso a los centauros y pronto da muerte a diez de ellos, además de a su amigo Folo, hiriendo también de muerte al viejo Quirón.
Al día siguiente, cuando se despierta de su furiosa borrachera y ve las consecuencias de sus acciones, sintió como el peso de su culpa cayera sobre él como la más grande de todas las montañas... Un peso capaz de aplastar su alma de semidiós.
Profundamente dolido por su fatal acción, emprende el camino montaña arriba para capturar al Jabalí de Erimanto, un espejo donde ahora se puede ver a sí mismo.
Al llegar cerca de la cumbre de la montaña, en medio de la nieve, ve al feroz Jabalí, y habiendo aprendido la lección de la paciencia durante la persecución y caza de la Cierva Cerinia, coloca una ingeniosa trampa para hacer caer en ella al terror de Erimanto.
Y efectivamente, en poco tiempo el Jabalí comete un error y cae en la astuta trampa del héroe; Heracles llega hasta él y después de luchar contra la furiosa y apresada criatura, le agarra hábilmente por las patas traseras, y levantándolas para usarlas como la caña de un timón, dirige al otrora indomable Jabalí de Erimanto, para conducirlo hasta el sagrado templo de Micenas, donde ya entregó para su custodia a la Cierva Cerinia.






La clave psicológica del mito, y su inevitable y consecuente enseñanza, son muy claras en este trabajo: Heracles es a la vez hombre y dios, bestia y divino, instinto y voluntad pura, y ha de armonizar ambas naturalezas en sí mismo, haciéndose responsable de todas las acciones surgidas tanto de una como de otra, si realmente desea trascender su parte humana y mortal y convertirse en dios por méritos propios.
Al comenzar este Trabajo falla y comete un error de fatales consecuencias; su naturaleza mortal y salvaje le ha ganado la primera batalla. Pero como un auténtico héroe aprende rápidamente de su error y sigue su camino dispuesto a cumplir con su misión: Apresar a la criatura que representa con fidelidad a su propia y bestial parte humana.
Folo y Quirón representan esta misma doble naturaleza animal-divina correctamente equilibrada y armonizada, al contrario que sus jóvenes compañeros de especie, tan inmaduros y susceptibles como Heracles en esta fase de su proceso de aprendizaje y trascendencia.
El Jabalí que asola Erimanto representa nuestra parte más salvaje e instintiva, pero más desde la fuerza bruta típica de lo masculino, que desde la mucho más sutil y escurridiza energía femenina, tal y como lo representa la Cierva Cerinia.




Finalmente su captura resulta mucho más sencilla que con la engañosa Cierva Cerinia, y agarrándole por sus patas traseras, o sea, dirigiendo sus instintos desde la inteligencia y la voluntad, Heracles nos enseña una valiosa lección práctica sobre cómo proceder con nuestros desatados instintos, sometiéndolos, es decir, domesticándolos, sin dañarlos ni restarles su necesaria y adecuada utilidad.

El Quinto y próximo Trabajo es uno de los más interesantes y asombrosos: Limpiar los establos del Rey Áugias, y en breve podrás descubrir por qué.

Puedes leer sobre los anteriores trabajos haciendo click en estos enlaces:

Y aquí puedes leer sobre Heracles y el origen de los 12 Trabajos:

Heracles-Hércules es uno de los representantes más populares y conocidos de los Héroes Solares. Aquí puedes saber más sobre ellos:




¡Disfruta de las hazañas de este gran Héroe Solar y haz tuyas las enseñanzas que nos transmite en el mito!

Manuel Marques Robles

Mentor y Coach para el Camino del Héroe


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